Espero, sólo espero...

Espero, sólo espero...
Silencio, sólo silencio...
Nada, nada.
El corazón a mil por hora:
tocas a mi puerta,
tus cálidos besos
humedecen mis labios
y un “te amo”
que se te escapa
me deja muda.
Luego caminamos
tomados de la mano
sin rumbo,
ahora el sorprendido
y mudo eres tú;
pero agregas que
sospechabas la respuesta.
Mis sentimientos a flor de piel
me delataron y ser correspondida
una bendición.
Dos almas gemelas
orgullosas de su amor.

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